Artículo de opinión publicado en El Correo de Andalucía.
21 de marzo de 2011.
Día Internacional de Lucha Contra todas las Formas de Discriminación Racial
21 de marzo de 2011.
Día Internacional de Lucha Contra todas las Formas de Discriminación Racial
Me gusta mirar a los ojos cuando hablo con una persona. Me gusta porque es la mejor manera de conocerla, de acercarme a ella, para poder reconocerla, con todo su valor y su dignidad, y con un profundo respeto como seres humanos. Mirar a los ojos me hace sentirme cerca y cercana a las personas, y renovar todos los días mi compromiso con sus necesidades, y ponerme en su piel.
Se trata de un ejercicio que a veces olvidamos, y que deberíamos practicar más a menudo para recordar nuestra fragilidad, reconocer nuestra identidad y rica diversidad, y reivindicar para todas las personas la igualdad en derechos, libertades y responsabilidades. Es un ejercicio al que hoy, Día Internacional de Lucha Contra todas las Formas de Discriminación Racial, quiero invitaros a practicar con los ojos bien abiertos. Sí, porque hoy tenemos que celebrar el día de la piel, el día de la capacidad de ponernos en la piel del otro o la otra, porque es la única forma de que cada uno de nosotros y nosotras pueda, desde su entorno cotidiano, construir una sociedad plural, diversa y con igualdad de oportunidades: el espacio común para ejercer el derecho a la ciudadanía.
Ponernos en la piel de cientos de personas asesinadas y heridas en Sarpheville (Sudáfrica) cuando se manifestaban pacíficamente, un 21 de marzo de 1960, en contra del apartheid. En la piel de miles de romaníes, que son víctimas del racismo y el trato discriminatorio, en países miembro de la Unión Europea. O de los miles de hispanos e hispanas que se dejan la piel en el desierto de Arizona. O en la piel de quienes arriesgando la vida y, siendo víctimas de la trata de seres humanos, se embarcan en viajes sin retorno. O de quienes sufren ataques racistas en Internet.
¿Cuántos ejemplos más necesitamos para abrir los ojos, desterrar la ignorancia y los prejuicios, y recuperar la cordura? Nada hay más sagrado que el respeto por el ser humano.
La Declaración Universal de Derechos Humanos proclama que todas las personas nacemos libres e iguales en dignidad y derechos. La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial dice que toda doctrina de superioridad basada en la diferenciación racial es científicamente falsa, moralmente condenable y socialmente injusta y peligrosa. La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea asume los derechos consagrados en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Nuestra Constitución, en su artículo 14, reconoce el derecho a la igualdad de todas las personas, y así lo hace también nuestro Estatuto de Autonomía.
Hoy, la sociedad andaluza tiene la posibilidad de dar un paso más en la igualdad de derechos y oportunidades, y para ello hace falta un cambio de actitud que rechace cualquier forma de discriminación y permita a todas las personas ejercer su derecho a no ser discriminado, como garantía de respeto y valoración de nuestra diversidad. Como ya se hace en los centros educativos andaluces que trabajan todo el año por la integración, como lo hacen también las asociaciones y colectivos de jóvenes que trabajan por el diálogo intercultural, como lo hacen los medios de comunicación sensibles y comprometidos en la lucha contra el racismo, y la Red de centros de asistencia a víctimas de discriminación por origen racial o étnico, los agentes del sistema de justicia penal y las fuerzas de seguridad en la lucha contra la ciberdelincuencia, o los agentes sociales y económicos que saben que la diversidad es un valor añadido.
En España y, por tanto en Andalucía, la futura Ley Integral para la Igualdad de Trato y la no Discriminación va a contribuir a seguir creciendo en la igualdad real y efectiva de todas las personas independientemente del origen racial o étnico, religión, convicción u opinión, sexo, orientación o identidad sexual, edad, nacimiento, discapacidad, enfermedad o cualquier otra condición o circunstancia personal. Se trata de una Ley general, de garantía e integral, como la ha definido el pleno del Consejo para la Promoción de la Igualdad de Trato y no Discriminación de las Personas por el Origen Racial o Etnico, y que refuerza los instrumentos legales internacionales, europeos y estatales que España ha ratificado.
Esto va a suponer la adopción de una Estrategia Estatal para la Igualdad de Trato y la No Discriminación como instrumento de colaboración territorial, en la que Andalucía quiere participar activamente sin duda, para mejorar las políticas de integración de las personas inmigrantes, en los ámbitos del empleo, la educación, la salud, los servicios sociales, la vivienda o la participación cívica.
Hoy, todas y todos debemos hacer el ejercicio de renovar nuestro compromiso contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, el antisemitismo, y otras formas de intolerancia. En esta lucha hacemos falta todos y todas, porque transformar las injusticias es una responsabilidad de la ciudadanía.
Martin Luther King tenía un sueño, y yo también lo tengo. Un sueño para Andalucía, tierra que conoce y reconoce bien el valor del mestizaje, que es nuestra tierra para luchar juntos contra todas las formas de segregación, discriminación, y exclusión, y para defender y trabajar por la igualdad de trato y de oportunidades. Un sueño, que cada vez más lo veo reflejado en los ojos de muchas personas en todo el mundo que me llenan de fuerza y esperanza. Y la esperanza, como dice Nawal El Saadawi, escritora egipcia y feminista árabe, es poder.
Micaela Navarro Garzón
Consejera para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía
Consejera para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía
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