viernes, 21 de mayo de 2010

¡¡Corre!! Edith Napoleón...



Ayer, después de actos y kilómetros, estuve en la presentación de un poemario en Linares. "¡¡Corre!! Edith Napoleón..." es el libro de Yolanda y Noemí. Os dejo dos poemas, los enlaces a sus páginas y unas cuantas fotos. Debemos seguir sumando contra la violencia de género y ellas suman con este libro de gritos.

NOEMÍ TRUJILLO

Para todas las asociaciones no gubernamentales que brindan apoyo a las madres y familiares de
las víctimas de este feminicidio como “Casa Amiga”, “Nuestras hijas de regreso a casa” y
“Justicia para nuestras hijas” , entre otras

Somos maestras,
periodistas,
gente humilde,
pero todas éramos madres.

Nuestras hijas murieron de regreso a casa.

Fueron raptadas,
violadas,
asesinadas.

La mayoría eran trabajadoras
de la industria maquiladora,
camareras o estudiantes.

Hay miles de crímenes impunes,
las muertas de Juárez
parecen no pesarle a nadie.

Sucedió la pasada primavera,
sucede ésta
y la siguiente.

Un susurro de voces allá por el Paso
junta las desapariciones con
las lágrimas de los niños.

Somos carne doliente cada día.

Fuera de aquí todo suena como una película
o una obra de teatro.

Esto es mucho más que violencia.

Estamos muertas,
más muertas que nuestras hijas.

No hallamos lumbre
en los hogares cubiertos de cenizas.
Aquí los derechos humanos
suenan a farsa,
¡qué risa!

Y las nubes coronan murmullos en el páramo
y no nos cansamos de pedir a gritos justicia.

Somos madres.




YOLANDA SÁENZ DE TEJADA

Cinco de la tarde de un verano que se adelanta…

Qué difícil es creer en Dios si la muerte te lacera.
Qué horrible que tu hija se vaya con tu beso en las pestañas, con tu abrazo aún caliente entre sus hombros. Con ese dulce olor a viento que dejan las distancias cortas.
Que se vaya para no volver y
tú, mientras,
con el horror de la verdad que se te asoma entre los pechos,
te quedes esperando su vuelta…

Y qué horrible deuda cuando
la muerte
no te deja despedirte
de los que
han nacido
de tu vientre…

--

Yo le dije:
“Dios te acompañe,
vuelve en punto”
y la besé en
su grandes ojos
verdes.
Como cada día…

Pero ella no
volvió
-viva-.
La regresaron
con los ojos
sellados de cal
y agujereados
los párpados;
con los pezones
arrancados
de dolor
y el sexo
relleno de espinas.
(y de horror)

No
volví
a
dormir.
¡Nunca!

Yo le dije:
“Dios te acompañe,
vuelve en punto”
como cada día.
Pero Dios
se debió
de quedar
conmigo.



http://noemitrujillo.blogspot.com/

http://www.yolandasaenzdetejada.com/

1 comentario:

  1. Gracias por subir a tu blog la sensibilidad de mi amiga y compañera Yolanda.

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