Aunque para la mayoría de la ciudadanía ayer fue una fecha más en el calendario, quiero recordar que se conmemoró el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños; un día para manifestarse enérgicamente, como hacemos desde la Junta de Andalucía, contra una práctica que atenta directamente contra los derechos fundamentales de las mujeres.
Nos encontramos ante un gran drama humano con el que convivimos sin conmovernos, que permanece en gran medida sumergido en la opacidad de las estadísticas y que afecta a millones de seres humanos de los ámbitos geográficos y sociales más diversos. Los datos que manejamos son verdaderamente escalofriantes, Naciones Unidas cifra entre cuatro y cinco millones de personas las víctimas de trata, de las que el 80% lo serían para su explotación sexual, en su mayoría mujeres y menores. En nuestro propio país, nueve de cada diez mujeres que ejercen la prostitución son obligadas a hacerlo. Son, por tanto, mujeres prostituidas, mujeres traficadas, mujeres esclavas que ven cómo son vulnerados sus derechos más esenciales.
La ecuación es terriblemente sencilla: la gran mayoría de las mujeres prostituidas en los países ricos han sido traficadas desde países pobres. Prostitución y tráfico de personas con fines de explotación sexual son las dos caras de una misma moneda y caeríamos en un grave error separando ambos fenómenos. Se trata de un suculento negocio, articulado por redes y mafias, del que muchos sectores obtienen pingües beneficios, incluidos algunos medios de comunicación. Siguen siendo muy pocos aún los que renuncian a obtener un provecho económico por anunciar en algunas de sus páginas lo que denuncian y critican en otras.
La posición del Gobierno andaluz es clara y contundente, tolerancia cero ante la que me atrevería a calificar como la esclavitud del siglo XXI. Nuestros esfuerzos se centran en abrir nuevos espacios de respeto, en combatir una práctica que nada tiene que ver con la libertad sexual. La prostitución no parte de una relación de equidad, elegida libremente por personas adultas, sino que está íntimamente ligada con la violencia, la marginación, la dificultad económica, la cultura patriarcal y la cosificación del cuerpo de las mujeres. La prostitución es un fenómeno diametralmente opuesto al empoderamiento de las mujeres. Y, por tanto, su normalización, su aceptación como un hecho habitual por parte de determinados sectores supone una grieta en la lucha que se mantiene por la igualdad real y efectiva.
En algunos países europeos se han articulado medidas orientadas a regularizar la prostitución, que no han conseguido acabar con el tráfico de mujeres, así como con las mafias, las redes ilegales o los proxenetas que se benefician de ello. No cabe duda de que estamos ante un fenómeno realmente complejo, en el que se superponen diferentes puntos de vista y que puede ser entendido como un problema de orden moral, de orden público o como un delito. En cualquier caso, la solución no pasa por esconder el problema, como algo que simplemente es una molestia para nuestra mirada o que enturbia el paisaje de las calles. Este fenómeno ha de ser abordado en toda su dimensión.
Hay que intervenir sobre las causas y en el origen, cuyo epicentro se sitúa, insisto, en una brutal discriminación de las mujeres. Es por ello que se requiere de un amplio análisis de género, además de un compromiso en las políticas de igualdad para poder abordarlo y combatirlo. Fruto de ello es el Plan Integral de Lucha contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual, puesto en marcha por el Gobierno de España para actuar sobre esta lacra en toda su dimensión.
La concurrencia de elementos como la seguridad, la emigración o la política criminal no nos debe hacer perder de vista que lo primero es apoyar a las verdaderas víctimas, a las mujeres. Y eso es lo que hace el Gobierno andaluz, es nuestra obligación, tal como lo hemos hecho con otros tipos de violencia de género. Las actuaciones van encaminadas a evitar la discriminación con la que se enfrentan las mujeres y, por tanto, también las inmigrantes y las prostituidas. Del mismo modo, llevamos a cabo programas específicos dirigidos a las mujeres prostituidas, tanto de prevención como de atención social, y que son gestionados por diversos organismos no gubernamentales. Son programas integrales y multidisciplinares, en los que, además de medidas dirigidas a paliar su situación, se promueven y se facilitan diferentes alternativas mediante la información, la formación y el enriquecimiento personal para ayudarlas a salir de su condición de mujeres esclavas y prostituidas.
Ello se complementa con la información y la sensibilización al conjunto de la sociedad, con el objetivo de no normalizar nunca la prostitución, tomando en consideración el fomento de los derechos de las mujeres y de los menores como derechos humanos fundamentales e irrenunciables. Nuestra labor es conseguir, igual que hicimos sacando del ámbito privado la violencia de género, visibilizar la trata de mujeres con fines de explotación sexual y que sea considerada un problema de primer orden que incumbe a la sociedad en su conjunto. También trabajamos reforzando la educación sexual y afectiva, en la coeducación, en la formación y especialización de profesionales y mejorando la coordinación para hacer más efectiva la lucha contra esta inhumana realidad.
He leído con mucha actuación su entrada "Mujeres esclavas" y me gustaría que prestara atención a otros puntos de vista, especialmente los de las propias prostitutas, a través de sus asociaciones y blogs.
ResponderEliminarMe gustaría que leyera a su vez estos textos escritos por mujeres a las que usted llama esclavas:
“Es por esta razón que llama la atención la postura contradictoria establecida por algunos grupos feministas en lo que refiere el cuerpo de la mujer y su sexualidad. No tiene pues derecho la mujer al libre uso de su cuerpo? ¿Comprende esto solo su uso no lucrativo? ¿La autodeterminación no lucrativa sobre el cuerpo está bien y su uso lucrativo está mal? ¿Quien define los criterios del bien y el mal? ¿Lo adecuado y lo inadecuado? ¿Lo correcto y lo incorrecto? ¿Lo aceptable y lo censurable? ¿Subyace una génesis moralista en el feminismo? ¿Se encuentra aún presenta la represión burguesa de la sexualidad?”
“Finalmente algunas personas vinculadas a organismos, públicos y ongs que se dedican la atención de personas en situación de prostitución, también incurren en violencia al dar un trato discriminatorio y sin nada de empatía y haciendo comentarios irrespetuosos y juicios de valor.”
“La idea de crear este blog surgió como consecuencia de mi asistencia a unas Jornadas Abolicionistas de la Prostitución que celebraron mujeres juristas en el Colegio de Abogados de Barcelona. (…) Salí de ahí totalmente vejada por un grupo de mujeres pertenecientes a la élite de la sociedad, todas abogadas de prestigio, vestidas de marca, º(…).Cuando quise intervenir, sencillamente, no me dejaron hablar, me insultaron, me dijeron que necesitaba tratamiento psiquiátrico y que era una persona alienada.”
“Hace mucho tiempo que estoy diciendo que a la ideología abolicionista, en realidad, no les importa las prostitutas, que lo único que quieren es imponer y consolidar un modelo de mujer.”
Continúo, que no me cabía:
ResponderEliminar“Decentes Damas, Prostituir un cuerpo como ustedes dicen y quieren hacer ver a la sociedad es nada con aquello que hacen aquellos que prostituyen su empleo y autoridad por adulación e inter Otro grupo reconocerá el trabajo sexual como cualquier otro, el cuerpo, la genitalidad y el placer como un instrumento de trabajo, proveedor de recursos para el mantenimiento de la vida, por lo cual los esfuerzo deberán estar orientados a la legalización de la misma, y la erradicación de sus formas de explotación y situación de esclavitud por un tercero, proxeneta.
Porqué mujeres que luchan contra la violencia de género son las primeras en violentar a todas aquellas que dicen libremente que son trabajadoras sexuales??'
Porqué ese odio, realizado de mujeres a mujeres, porque esa violencia realizada desde mujeres a mujeres????
Porqué esos sectores abolicionitas formados por mujeres que dicen defender una igualdad masculina y femenina, maltratan y humillan con grandes desprecios a todas aquellas que somos trabajadoras sexuales y decidimos libremente hacer del acto sexual una forma de realizar una labor en beneficio a la sociedad?????
Si queréis hablar de sexualidad, hablemos, pero hagámoslo cara a cara y después veremos quienes son las verdaderas esclavas, si nosotras que ejercemos voluntarias o vosotras grandes y decentes Damas
El esquema vital de estas mujeres es la casita de chocolate con su marido, sus hijos… y ahí una puta no encaja. Por tanto, es la guerra de una mujer contra otra mujer a quien le echan la culpa de lo que le gusta a su hombre. Nada que ver con el feminismo.
Continuemos, ¿puede explicarme alguien por qué es más reprobable que una mujer venda su cuerpo (por decisión propia) para darle a sus hijos una buena educación o comprarse unos Manolos, si es su deseo, que una inmigrante trabaje de sol a sol por un sueldo indecente, sin ver a sus hijos durante años, para alimentarles y perpetuar que lleven la misma vida de mierda que ella? E, insisto, si la ramera ejerce como tal porque le van los zapatos caros, ¡es asunto suyo!
La cruda realidad es que vender tu vida entera por cuatro perras está bien visto, pero vender tu cuerpo, aunque te de para vivir mejor y darle un futuro a los tuyos, ¡es reprobable! Nos escandalizamos ante la prostitución (ojo, evidentemente que el tráfico de mujeres y niños y la esclavitud sexual es deplorable), pero en nuestra vida cotidiana hay situaciones tanto o más cuestionables y miramos hacia otro lado. Reconozcámoslo: somos una panda de hipócritas.
Y ya puestos, miremos bajo los felpudos de tanta dignidad. ¿Sabes cuál es una de las razones por las que una dama se acuesta con un caballero? Para lograr algo material. ¿Y a eso cómo se le llama? ¿Mujer decente en contraposición a zorra puta? Cuando la doctora Cindy M. Meston investigó por qué nosotras mantenemos relaciones sexuales, comprobó que muchas lo hacemos para lograr algún tipo de beneficio más allá del amor o el placer: “un aumento”, “dinero”, “un trabajo”, “un ascenso”, “drogas”… Tal fue la cantidad de respuestas en ese sentido que Meston dedicó un capítulo de su trabajo a “Barter and trade”, literalmente, trueque y comercio.
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